Así es Florida, tío de Mark Hewick y Jeff Tomsick, la locura al Estado está al lado

No sé qué deben echarle en el agua a la gente en Florida para haber generado tanto titular meme. Las historias más rocambolescas y ridículas parecen haberse concentrado en Florida (como si el resto de Estados Unidos y del mundo fuese un campo de rosas, por otra parte). Pero no se puede negar que su clima, sus cayos, su fauna, su ambiente… Es un sitio con cierta mística que le da mucha personalidad al Estado dentro del inmenso país.

En cualquier caso, ya estaba tardando la industria del entretenimiento de sacar partido a esa colección de historias surrealistas. Primero probó suerte Netflix con la fallida Florida Man, que resultó demasiado convencional y estéril. No funcionó ni como thriller ni como comedia disparatada y desaprovechó la oportunidad.

Y ahora le toca el turno a la prestigiosa HBO, quien se ha atrevido a lanzar un proyecto más acertado: Así es Florida, tío. Mark Hewick y Jeff Tomsick (apadrinados por Danny McBride y por Brandon James) ofrecen una antología de seis episodios en los que se ahonda en la historia, las personas y las circunstancias detrás de cada titular.

Para ello se ha optado por un formato documental, aunque abrazando unas dramatizaciones muy potentes que funcionan por sí mismas como cortometrajes. Los propios protagonistas de las historias cuentan los hechos tal y como los recuerdan además de lanzar reflexiones obtenidas con el paso del tiempo.

El acercamiento del documental camina en un difícil equilibrio entre el esperpento más marciano y el true crime, intentando aportar contexto y algo de sentido a aquello que no lo tiene. En algunos episodios está más acertado que en otros, pero no se les puede negar el empeño a la hora de realizar un relato a un submundo que existe y que hace que, de alguna manera, despierte nuestra curiosidad en la humanidad.

Y es que es bastante conciliador el que se haya realizado desde el respeto en todo momento. De algún modo, es un documental que tiene cierto humanismo y que mira de tú a tú, sin ningún aire de superioridad o paternalismo, a todos y cada uno de los entrevistados. No busca que el espectador venga al freakshow, si no a que te rías con ellos de unas anécdotas completamente relocas.

A su vez, el formato de 20 minutos fuerza a contar las historias con mucho ritmo. A veces, incluso, algo más de pausa podría haber sentado bien para algunas historias, aunque eso hubiese supuesto matar cierto tempo cómico. Sea como fuere, es un ejercicio de eficiencia narrativa la mar de interesante. Más de un documental podría tomar nota y eliminar divagaciones, evitar dirigir el pensamiento del público o huir de cierta pomposidad.

Sin embargo, hay un problema y es que el espectador, a estas alturas ya acostumbrado a ver cualquier cosa, se siente algo defraudado con la selección de determinados titulares. Si bien, el material de base consiste en un aluvión de noticias extravagantes, la labor de curación estaba inevitablemente destinada al fracaso. La cosa es que uno se sentirá siempre decepcionado porque tiene una sed insaciable locura. Por tanto, da igual el episodio que se seleccione, le va a parecer demasiado convencional. Pero, por otra parte, al estar narrados en primera persona, hasta cierto punto, es necesario que haya cierta humanización y accesibilidad hacia los personajes entrevistados.

HBO es la casa de la innovación en muchos formatos audiovisuales, incluido el documental. Y la existencia de una miniserie tan peculiar como esta, es prueba de que ese espíritu, por muchos renaming y otras estrategias que parecen diseñadas a dañar su marca, sigue intacto. Y, al final del día, eso es lo que importa.

El reparto incluye nombres como Jon Gries, Juliette Lewis, Randall Park, Anna Farris, Simon Rex, Jake Johnson o Sam Richardson. Todos parecen haberse implicado en los personajes y han ejercitado una comedia física de sobreactuación para darle un toque casi de dibujo animado, lo cual hace que el tono absurdo que se ha buscado se redondee. Todo un acierto de los actores a la hora de comprender en qué proyecto se están metiendo, lo cual atestigua su profesionalidad y su olfato.

Así es Florida, tío es una ventana a un universo paralelo que vive dentro del nuestro. Un espacio para el absurdo, lo que siempre será bienvenidos en esta casa.